-Ya te puedes olvidar de que un día estuve dispuesta a darte todo y más. Puedes olvidar que no te quería olvidar.
No te he olvidado; pero puedes olvidar que te lo he dicho también. Por olvidar, puedes olvidar que un día me diste esperanzas, porque lo hiciste.
Puedes olvidar que yo empecé a quererte, puesto que ya estoy acabando.
Te puedes olvidar hasta de mí, de lo que era y de lo que quería ser.
Olvídate de todo, si te apetece olvidar.
Y luego, cuando nos vuelvan a presentar no recuerdes que me olvidaste. ¿Podrás?
Hola Sandra! He llegado por casualidad a tu blog. Me gusta el aspecto del blog, tanto el contenido como la forma. Sin duda te seguiré.
ResponderEliminarDe momento yo solo estoy comenzando, pero podrías pasarte a echarle un ojo ;)
Un saludo