+Sabes que te quiero.
-Y tú sabes que desearía que eso fuera suficiente.

-Tengo unas ganas tremendas de sentir lo inexplicable. 
Eso que todo el mundo desea encontrar y disfrutar. 
Dar con la persona adecuada, la persona echa especialmente para cada uno. 
No busco un principito sacado de ningún cuento, ni busco uno que este forrado, tampoco quiero que me llenen de regalos todos los días, ni que me atosiguen todo el rato. 
Busco algo sencillo, pero creo que difícil de encontrar. 
Busco que me quieran, tal y como yo soy.

-Si no persigues lo que quieres, nunca lo tendrás.
Si no preguntas, la respuesta será siempre no.
Si no aspiras a ir más lejos, te quedarás por el camino.
Siempre igual, ¿no lo ves? Si no arriesgas, no ganas.

-Y esa sensación tan extraña que te hace pensar, comerte la cabeza y perder horas de sueño... 
Nunca te a pasado que sientes como si la gente de tu alrededor no fuera la misma, como si tu no fueras la misma o como si tuvieses algo dentro de ti que no te deja tranquila, que controla tu vida y al mismo tiempo te hace sentir absurda.

-Y reír. Estallar de risa hasta que no te quede aire, hasta que te duela la tripa, hasta que las lágrimas caigan, pero no lágrimas cualquieras no, lágrimas de felicidad. 
Y reír sin limite, sin que nada te lo impida, sin que te importe el alrededor. 
Y aprender que, la risa es la única que gana ese pulso al dolor, y es que es, lo mas valioso que tenemos.

-No me apetece, pero sonrío, el tiempo pasa deprisa, 
muy deprisa pero intento aprovechar todos y cada uno de los momentos. 
Lo amo locamente, pero disimulo haciendo que lo odio. 
Prefiero quedarme en casa pero salgo a comerme el mundo; 
porque al fin y al cabo si no lo hago yo, nadie lo hará por mí.

- Quieres saber algo más de mí?
- Sí. ¿Cuál es tu color favorito?
- El de tus ojos.

-Fue un beso muy leve, sus labios contra los míos y las manos entrelazadas en mi cintura. 
Luego, primero con timidez, con abierta osadía más tarde las lenguas cruzaron la frontera de los dientes, y yo le estreché entre mis brazos, y él me acarició la espalda; y yo acaricié la íntima calidez de su piel.

-Quizá deba hacer caso y abrir los ojos de una vez, quizá deba hacer caso y despertar de ese pasado que me dejó atrapada entre besos y abrazos perdidos. 
Quizá deba despertar y volver a sonreír.
Y, ¿sabes?.. He decidido que lo voy a hacer.

-Hay lugares que te hacen soñar, sentirte especial, pensar en esa persona... 
Pero sólo hay un problema: que él ya no está ahí, en ese lugar tan único de los dos. 
Él decidió marcharse.